DEFINICIÓN DE
ONTOLOGÍA
En filosofía, la ontología (del griego οντος, genitivo del
participio del verbo εἰμί, ser, estar y λóγος, ciencia, estudio, teoría) es una
disciplina que la Escolástica medieval identificaba con la Metafísica .
Ella es considerada, tal vez, como la más importante de las disciplinas
filosóficas, que estudia lo que es en tanto que es y existe como
sub-stantia de los fenómenos. Por ello la metafísica es muchas veces,
más erróneamente, estimada como ontología, teoría del ser, es decir, el
estudio de todo lo que es: qué es, cómo es y cómo es posible. La ontología se
ocupa de la definición del ser y de
establecer las categorías fundamentales o
modos generales de ser de las cosas a partir del estudio de sus propiedades,
estructuras y sistemas. Tradicionalmente, gracias a la Escolástica medieval, se le conoce como una rama de la
Metafísica y se ocupa de cuestiones como
la existencia de los entes, cómo esos entes pueden ser clasificados dentro de
una jerarquía, y subdivididos de acuerdo a similitudes y diferencias.
Por ello, trata de escribir o
proponer las categorías y relaciones básicas del ser o la existencia para
definir las entidades y de qué tipo son. Las entidades comprenden los objetos,
las personas, los conceptos, las ideas, las cosas, etc. En cierto modo,
reflexiona sobre las concepciones de la realidad, sus relaciones y
características.
Estudiantes de Aristóteles
utilizaron el término metafísica por primera vez (literalmente quiere decir
"después de la física") para referirse a lo que su maestro describió como
"filosofía primera", posteriormente conocida como ontología. "Qua" significa "en
la capacidad de". Por consiguiente, la ontología es la investigación del ser en
tanto que ser, o del ser en general, más allá de cualquier cosa en particular
que es o existe. Es también el estudio de los seres en la medida en que existen,
y no en la medida en que hechos particulares obtienen de ellos o propiedades
particulares para ellos. Tome cualquier cosa que pueda encontrar en el mundo, y
obsérvelo, no como a una mascota o a una rebanada de pizza, una silla o a un
presidente, sino simplemente como algo que es. Más específicamente, la ontología
se encarga de determinar qué categorías del ser son fundamentales y se pregunta
si a los objetos en esas categorías se les puede calificar de “seres”, y en qué
sentido.
Algunos filósofos, sobre todo
de la escuela de Platón, sostienen que todos los sustantivos se refieren a
entidades existentes. Otros afirman que los sustantivos no siempre nombran
entidades, sino que ofrecen una forma de referencia a una colección de objetos o
sucesos. En este sentido, la mente, en lugar de referirse a una entidad, se
refiere a una colección de sucesos mentales experimentados por una
persona.
Historia
del término
Al parecer el primero en usar
la expresión “ontología" (aunque con caracteres griegos) en sentido filosófico
fue Rodolfo Goclenio en obra Lexicon philosophicum, quo tanquam clave
philosophiae fores aperiuntur en el año 1613. Se afirma allí que la
ontología es la filosofía del ente.
Después de diversos usos y su
paso a caracteres latinos, Leibniz usa
la expresión en su Introductio ad Encyclopaediam arcanam y la define
como “ciencia de lo que es y de la nada, del ente y del no ente, de las cosas y
de sus modos, de la sustancia y del accidente”.
Ya como término técnico la
encontramos en la obra Ontologia sive de ente in genere de Jean Le
Clerc publicada en 1692. Y Christian Wolff la populariza definiéndola como
“ciencia del ente en general, en cuanto que ente”. Afirma que usa un método
demostrativo o deductivo y analiza los predicados que corresponden al ente en
cuanto ente.
Todos estos sentidos
contribuyeron a identificarla en la práctica con la metafísica.
El problema
ontológico
El problema central de la
ontología fue presentado muy elocuentemente por Willard van Orman Quine en su
artículo Sobre lo que hay:
Un rasgo curioso del problema
ontológico es su simplicidad. Puede formularse en dos monosílabos castellanos: «
¿Qué hay?». Puede además responderse en una sola palabra: «Todo», y todos
aceptarán esta respuesta como verdadera. Sin embargo, esto es sólo decir que hay
lo que hay. Queda lugar para discrepancias en casos particulares; y así la
cuestión ha persistido a través de los siglos.
En general, cada uno de estos
"casos particulares" presenta un problema distinto. Desde la segunda mitad del
siglo XX, el naturalismo imperante ha determinado que los debates metafísicos
sean principalmente acerca de la existencia o no de todo aquello que parece
entrar en conflicto con la descripción del mundo provista por las teorías
científicas más exitosas. Esto se refleja en la elección de algunos de los casos
que se mencionan a continuación:
-
Las entidades abstractas: Es ampliamente aceptado que todas las entidades caen en una de dos categorías: o son abstractas, o son concretas. Los números, los conjuntos y los conceptos son algunos ejemplos de entidades que intuitivamente clasificamos como abstractas, mientras que el planeta Venus, este árbol y aquella persona son ejemplos intuitivos de entidades concretas. Sin embargo, todavía no existe un criterio aceptado para decidir cuándo una entidad es abstracta y cuándo concreta, aparte de la intuición. Además, tampoco existe acuerdo sobre si las entidades abstractas siquiera existen, y en caso de que existan, sobre cuáles existen.
-
Las entidades del sentido común: Al encontrar una silla, ¿debemos decir que lo que hay en el mundo es una silla? ¿O sería más correcto decir que lo que hay, estrictamente hablando, es un montón de moléculas? ¿O quizás un montón de átomos? Y está claro que este argumento puede extenderse a muchas otras entidades del sentido común.
-
Los universales: Los universales (también llamados propiedades, atributos o cualidades) son los supuestos referentes de los predicados como "verde", "áspero", "amigo" o "insecto". La existencia de los universales se postula para justificar nuestra manera de hablar acerca de los individuos. Así por ejemplo, estamos justificados en decir de una planta que "es verde", porque la planta posee el universal verde, o alternativamente porque el universal verde esta presente en la planta. Además, podemos decir de varias cosas que "son todas verdes", porque el universal verde, siendo algo distinto de las cosas, está sin embargo presente en todas ellas. El problema de los universales es acerca de si los universales existen, y en caso de que así sea, cuál es su naturaleza: si existen en las cosas (in re), o independientemente de ellas (ante rem), o en nuestra mente, por mencionar algunas posturas.
-
La mente y lo mental: Al abrir una cabeza, lo que vemos no es una mente, con pensamientos, ideas y recuerdos, sino materia. ¿Será que lo mental es una ilusión, y que todo lo que hoy describimos en términos mentales puede reducirse a los procesos físicos que observa la ciencia? ¿O será que lo mental es algo efectivamente existente, inmaterial e inobservable? Para un poco más de discusión, véase El problema mente-cuerpo, abajo.
-
Los agujeros: A primera vista, los agujeros están "hechos de nada". ¿Como es posible, pues, referirnos a ellos como si fueran objetos comunes? ¿Cómo es posible percibirlos? ¿Qué percibimos?
La ontología
como disciplina diversa de la metafísica
Dada la acepción cada vez más
restringida que la ontología iba tomando, dentro de la Neoescolástica quedó como
una investigación de las propiedades llamadas Trascendentales. De ahí que Kant
pueda afirmar –trasladando esta noción a su propia filosofía–, que la ontología
es el estudio de los conceptos a priori que residen en el entendimiento y tienen
su uso en la experiencia, llevando la noción hacia un sentido más
inmanente.
Husserl
Según Husserl la ontología es
una ciencia de las esencias
que puede ser formal o material. La primera se dedica a las esencias formales,
es decir, a las propiedades de todas las esencias. Las ontologías materiales
tratan de esencias materiales y se restringen según los modos de sus objetos.
Por tanto, son llamadas también “ontologías regionales”. Obviamente la ontología
formal abarca todas las materiales e incluso las del ser...
Heidegger
Heidegger afirma que existe una
ontología fundamental que es llamada “metafísica de la existencia” que se
encarga de descubrir “la constitución del ser de la existencia”. La ontología se
refiere entonces a las condiciones de posibilidad de las existencias o al ser
mismo en su apertura originaria.
Además, insiste en diferenciar
la metafísica
de la ontología, alegando que son radicalmente distintas, pues la primera
confunde ser con ente; mientras que la segunda, parte precisamente del hecho de
que son diferentes.
Hartmann
Partiendo de una crítica de la
noción de ontología como metafísica y con ella de toda la escolástica, Hartmann
afirma que la ontología es en realidad la crítica que permite descubrir los
límites de la metafísica y qué contenidos pueden ser considerados racionales o
inteligibles.
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