Los primeros paradigmas fueron la pregunta por el cosmos, es
decir comprender el principio del arjé (de donde nacen las cosas y a adonde
revierten cuando mueren), y el de esta totalidad que nace y muere a la cual
denominaron Physis (naturaleza). Estas preguntas fueron planteadas por los
presocráticos a quien Aristóteles denomino “fisiólogos”. La pregunta sobre ¿Que
es lo que es?, brota del principio del Physis, las sustancias que tienen un
ciclo y que son el modo primerísimo del ser y conforman esta naturaleza. A su
vez el Arjé es el principio generador de la Physis de donde vienen y a donde
llegan esas sustancias, donde las cosas se reducen a él aunque él no se reduzca
a ninguna. Respecto al arjé se dieron distintas propuestas, de las cuales se
distinguen dos clases; los principios físicos, como principio que son elementos
materiales, de la naturaleza, y los principios lógicos, cuando el arjé era
indeterminado, un producto del pensamiento, es decir, no era natural ni
material.
Tales y Anaxímedes, destacaron cada uno con el agua y el aire
como el arjé. Después surgió el Apeirón, planteado por Anaximandro, que contenía
toda causa de nacimiento y destrucción del mundo, pero el mismo era inmutable.
También esta el ser como principio, que fue planteado por Parmenides de Elea
quien lo explico como el ente que constituía todas las cosas y les daba su
existencia, pero es perceptible nada más que por la razón. Este ser es lo
permanente e inmóvil que puede ser captado por nuestra razón, a diferencia de la
realidad o el devenir que es captada por los sentidos y es la apariencia mudable
y cambiante de este.
Platón en cambio dividió la realidad en dos esferas; la esfera
o mundo inteligible, de las ideas o formas perfectas, eternas o indivisibles y
el mundo sensible, es decir el devenir, lo material y lo conocido a través de
los sentidos. Para platón la verdadera y necesaria realidad se encontraba en el
mundo de las ideas, pues no esta sujeto a cambios ni a corrupción, sino que
están descritas siempre sin contradicciones, el mundo real era en cambio sombrío
y cambiante a los sentidos, son la sombra de las ideas. Para ejemplificar esto
Platón expuso el mito de la caverna, en el cual muestra a la humanidad
prisionera de una caverna que confunde las sombras proyectadas en una sombra con
la realidad y considera al filosofo como una persona que penetra el universo
fuera de la caverna de la ignorancia y alcanza una visión de la verdadera
realidad, el mundo de las ideas. Sin embargo existe aún un problema pues era
difícil separar las cosas de las ideas ya que estas eran las causantes de las
otras, esta cuestión fue tratada de resolver con la postulación del Demiurgo, un
ser creador que relacionaba los dos mundos, sin embargo esta respuesta no fue
totalmente satisfactoria por lo que Aristóteles presento otra en el que el ser
es Sustancia. Esta sustancia es una combinación entre potencia y acto, entre
aquello que puede ser (pero todavía no es) y aquello que ya es (también conocido
como materia y forma). Las cosas eran un compuesto de materia y forma, y lo que
distinguía una cosa de otra eran los accidentes que caracterizaban su forma.
Estos eran percibidos por los sentidos pero no eran estos la sustancia sino solo
la diferencia.
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