sábado, 13 de julio de 2013

EL MATERIALISMO



X.              MATERIALISMO

            A.  DEFINICIÓN

El Materialismo es una doctrina según la cual todo lo que existe no está determinado y se explica por algo superior y previo a lo experimentable y aprehendible empíricamente (Dios, espíritu, inteligencia del mundo, ideas), sino que está determinado en su ser sólo por algo material y en su comportamiento sólo por la causalidad eficiente.

“Desde la antigua Grecia con Parménides en el 540 al 470, se definen como fundadores del materialismo a los mismos fundadores del Atomismo: Leucipo (siglo V a.C.), y Demócrito (460 – 370 a.C.)”.  Por ello, el materialismo es tan antiguo como la filosofía: sus exponentes del siglo XIX lo reexpusieron en el lenguaje de la ciencia contemporánea y lo expresaron como una concepción del mundo que pone la materia como primer principio de toda la realidad y considera toda forma y toda energía, lo mismo que la vida y la conciencia, como derivados de la materia misma.

La materia es entendida como sustancia originaria, único fundamento existencial del mundo.  El materialismo “rechaza todo dualismo de materia y espíritu y lleva a la negación de Dios”. La materia no ha sido creada, es eterna e infinita, su causa hay que buscarla en ella misma.

            B.  REPRESENTANTES

                        1.  Carlos Marx.

                                   Pensamiento.  “El pensamiento de Marx estuvo claramente influenciado por cuatro autores: Hegel, Feuerbach, Saint Simon y Prudhon”.  De Hegel tomó el método dialéctico pero aplicado a la materia y no al espíritu; de Feuerbach asimila el materialismo ateo; de Sanit Simon y Prudhon sus ideas económicas.

Marx consideró que la dialéctica fue el mayor descubrimiento de Hegel como método en el materialismo; el progreso de la ciencia demuestra que ésta es la ley, tanto de la naturaleza como del pensamiento.  “Esta dialéctica se presenta entonces en las típicas etapas de tesis, antítesis y síntesis; la aplicación más importante de estas etapas dialécticas está en la interpretación del devenir histórico como una continua lucha de clases”.

Marx dice que la praxis es lo mismo que la acción.  Esta es la orientación final de todo el pensamiento de Marx, lo cual dice no quedarse en la mera contemplación o en la teoría.

En cuanto al ateísmo nos dice Marx que “el hombre es para el hombre el ser supremo, no es Dios quien ha creado la materia, sino que es la materia, concretamente  el cerebro humano, el que ha creado la idea de Dios.  El hombre ha brotado del proceso evolutivo de la materia animada por un movimiento ascendente cuyo punto culminante es el cerebro humano que segrega el espíritu”.

No es el espíritu quien crea sino que éste entendido materialmente es el que alumbra al espíritu y a la idea; los cuales no tendrían sustento si no fuera por la fisiología cerebral.  El cerebro es un producto social.  El hombre no es otra  cosa que el resultado de influencias físico – fisiológicas  y sociológicas que lo determinan desde fuera y hacen de él una cosa entre las cosas.

El pensamiento de Marx estuvo influenciado por el socialismo y nos dice  que el ser humano es el conjunto de las relaciones sociales, ya que el individuo no tiene humanidad sino sólo en y por la sociedad.

El trabajo naturaliza al hombre, lo objetiviza en las cosas.  Marx nos dice que “el capitalismo es una explotación del trabajador, lo cual trae como consecuencia en primer lugar, del lado del trabajador,  que éste se convierta en proletario”.  Lo que quería Marx ante todo era una sociedad sin clases; el estado queda suprimido o mejor se suprime así mismo por una debilitación progresiva y la administración de las cosas sustituyen al gobierno de los hombres.  Con el comunismo hallamos de nuevo el humanismo real que engloba y absorbe el humanismo teórico que había sido obtenido ya desde antes al suprimir toda religión.

                        2.  Federico Engels.

                                   Pensamiento.  En 1841 durante su servicio militar frecuentó el círculo académico de los Hegelianos llamados “Los Libres”, adhiriéndose más tarde a la izquierda Hegeliana.  “Engels había abrazado abiertamente las ideas de la democracia revolucionaria, anunciando la necesidad de una transformación revolucionaria de la vida social llevada a cabo por el propio pueblo y en nombre de la libertad”.

Combate la religión y el imperio como los poderes opresores que esclavizan al hombre, así proclama y manifiesta su ateísmo.  Engels en su pensamiento pasa de la democracia revolucionaria al comunismo.  Critica desde el punto de vista del socialismo los fenómenos y la presión del régimen económico reinante como consecuencia necesaria de la propiedad privada.

                        3.  Ludwig Feuerbach.

                                   Pensamiento.  Feuerbach no reconoció la independencia del espíritu frente a la naturaleza sino que “afirmaba que todos los valores ideales y, entre ellos la religión son producto de la mente, de sus deseos y necesidades”.

Habló también del absurdo de lo absoluto y se opone a que la realidad sea puesta por la idea, que el concepto transmita la realidad, y afirma que sólo se pueden ver cosas sensibles, puesto que el espíritu recibe la forma del cuerpo ya que “el hombre es lo que come”. Feuerbach cambió la idea por la naturaleza, el espíritu por la materia y a Dios por el hombre; “Feuerbach aplicó el concepto de enajenación al tema religioso diciendo que la enajenación de la esencia humana es la creación de la imagen ideal del hombre proyectada en un ser extraordinario a quien llamó Dios”.

Ante las contradicciones sociales “Feuerbach propone la supresión de la religión y su reemplazo por una nueva doctrina en la cual el hombre ocupe el lugar de Dios, pues según él, si se quiere hablar de un ser divino, éste es el hombre mismo, al que hay que ayudar en su desamparo”.

Frente a todo este replanteamiento Feuerbach mantiene, sin embargo, la necesidad de la existencia del estado al que considera la suma de toda la realidad y la providencia del hombre.

            C.  CLASES DE MATERIALISMO

                        1.  Materialismo Dialéctico.  “Es una concepción filosófica científica del mundo, fue creado por Marx y Engels.  Surgió en la década de 1840 y se ha desarrollado en indisoluble conexión con los resultados de la ciencia y la práctica del movimiento obrero revolucionario”.

El nacimiento del materialismo dialéctico representó una auténtica revolución en la historia del pensamiento humano y en la historia de la filosofía, por la concepción del mundo y por la filosofía materialista, al igual que por la concepción dialéctica del mundo.  Se basa en los resultados más recientes de la ciencia natural.  Surgió como síntesis filosófica que abarca en una concepción única toda la compleja red de fenómenos de la naturaleza, de la sociedad, del pensar humano como idea de transformación práctico – revolucionario del mundo.

El materialismo dialéctico tiene como piedra angular la teoría relativa a la naturaleza material del mundo, al hecho de que en el mundo no existe nada al margen de la materia y las leyes de su nacimiento y cambio.  Es enemigo de todas las representaciones acerca de las esencias sobrenaturales, pues la naturaleza se desarrolla y alcanza sus formas superiores, no en fuerzas del más allá, sino por las causas dadas en ella misma, en sus leyes.  El materialismo dialéctico constituye una ciencia en desarrollo, con cada descubrimiento científico y con el cambio de las formas de la vida social.  Constituye la base filosófica del programa, de la estrategia y de la práctica de toda la actividad de los partidos comunistas.

                        2.  Materialismo Histórico.  Es la filosofía de la historia, todo el materialismo histórico es dialéctico, por ser una interpretación desde la vida material del hombre, inmerso, por la actividad productiva, en la naturaleza material y sensible de los hechos económicos y sociales, base del devenir de la historia.

En su aspecto negativo, el materialismo histórico implica la repulsa de toda la filosofía idealista de la historia.  “El fundamento de este materialismo histórico es también la visión materialista del hombre en el mundo, en sus relaciones con la naturaleza”.  Este materialismo histórico explica también el curso de la historia dado por causas materiales y económicas, afirmando que la estructura social y la vida colectiva son determinadas por la estructura y la vida económica de la sociedad.

“Todos los hombre dependen de la naturaleza, que les proporciona los medios de existir, pues el hombre es una animal de necesidades”.  Los hombres, antes que por la conciencia y el pensar, se distinguen de los animales en cuanto empiezan a producir sus medios de vida material.

                        3.  Materialismo Filosófico.  Es la ruptura con el idealismo y la afirmación del materialismo.  Este materialismo filosófico ataca la religión y la teología al igual que la metafísica en el sentido de especulación ebria, a diferencia de la filosofía sobria.

Este materialismo tiene la idea de ver la materia como traspuesta y traducida en la cabeza del hombre, y afirma, que la unidad del mundo no consiste en su ser.  La unidad real del mundo consiste en su materialidad que tiene su prueba en el largo y penoso desarrollo de la filosofía y las ciencias naturales.

El movimiento es la forma de existencia de la materia; jamás ni en parte alguna ha existido ni puede existir materias sin movimiento, ni movimiento sin materia.  Para este materialismo filosófico el pensamiento y la conciencia son producto del cerebro humano y con el hombre no es más que un producto de la naturaleza que se ha formado y desarrollado en su ambiente y con ella.

Este materialismo filosófico era predominantemente mecánico y no tenía en cuanta los últimos progresos de la química y la biología, ni tenía un carácter histórico ni dialéctico, sino metafísico en el sentido antidialéctico, y no mantenía de un modo consecuente ni en todos sus aspectos el criterio de la evolución en el que concebía la esencia humana en abstracto y, no como el conjunto de las relaciones sociales históricamente concretas y determinadas.  Es esta la razón por la cual no hacía más que interpretar el mundo, cuando en realidad se trata de transformarlo, es decir, en que no comprendía la importancia de la actuación revolucionaria práctica.

                        4.  Materialismo Científico.  El materialismo científico es aquel que no se limita a una perspectiva metodológica presupuesta por la investigación científica “sino que busca la relación entre el entendimiento y el cuerpo, es decir, una relación entre cualquier fenómeno mental y un proceso físico”.  Esto implica que el materialismo científico tiene una noción positivista de la uniforme competencia de la ciencia en el campo del conocimiento.

El materialismo científico no mira otros campos, es decir, los valores morales que están en el hombre.  Hay que insistir en que los valores morales son independientes de los credos religiosos y que "no debe interpretarse el materialismo científico como algo que incluye o implica un empequeñecimiento de los ideales más altos del hombre, por no interesarse por los valores morales de éste”.


             D.  ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO

Hoy el materialismo sigue teniendo un protagonismo muy relevante, y sigue vigente en todos los campos de la ciencia y del saber, podría decirse que ha ganado espacio en el mundo y que ha visto disminuir la credibilidad y la fuerza de las ciencias sociales, de los conocimientos intangibles y de las afirmaciones espirituales.

Hoy en día se cuenta con nuevos factores que han ayudado enormemente al posesionamiento del materialismo, como son: el desarrollo de la técnica, los nuevos descubrimientos científicos tanto geográficos como espaciales.

La tecnología es el triunfo del materialismo en nuestros días.  Poder explicar cada vez más cosas, hacer cada día mayores tareas en menos tiempo y menos esfuerzo gracias a objetos materiales, que aplicando la lógica física, matemática y biológica, son la mayor muestra de que la realidad fundamental está en lo tangible, lo que se puede ver, tocar, y en otras palabras experimentar por su materialidad.

La superación de muchos mitos que había mantenido el hombre por mucho tiempo frente al espacio, la tierra y la vida misma han llevado al hombre de nuestro tiempo a cercarse de trascendentalidad y a fijar toda su atención en lo físico.  Por ello quiere tener respuesta  a todo, nada de lo que no se puede demostrar en un laboratorio es válido para nuestros días, según el sentir de muchos.

La especulación de tanta importancia para el conocimiento en otras épocas, hoy es considerado como retroceso, o simple conocimiento elemental, esto es por el campo que ha ganado el materialismo proporcionado por los científicos.  Las ciencias sociales de nuestros días pierden cada vez menos espacios, la palabra pierde auditorio y lo gana la demostración lógica; los estudios basados en la teoría pierden todo piso de credibilidad, de aplicación pragmática y de seguidores.

Hoy hay menos filósofos, filólogos, antropólogos, sociólogos y demás estudiosos de ciencias teóricas, porque si bien, puede haber más recursos para estudiarlas, hay menos campos para aplicarlas.  Ese es otro logro del materialismo.  A nivel religioso el materialismo ha ganado mucho espacio, porque la religión está basada en el misterio y lo que no puede palparse, se cree lo indemostrable, y se espera lo que la tradición ha prometido, pero como nada de esto es cuantificable, satisface cada vez menos a los hombres de nuestro tiempo.

Puede verse que Dios, como en otro tiempo, ya no es preocupación del hombre actual, su no cosificación y demostración física hacen que no sea atractivo y eso se le debe al materialismo.  Todos los campos de la vida del hombre, actualmente son influenciados por esta corriente que aporta en muchos casos al logro de avances tecnológicos, pero que también en detrimento de otros aspectos del saber histórico.  Sin embargo, vale reconocer que el materialismo bien discernido sigue siendo importante para nuestros días.

EL PRAGMATISMO



IX.              EL PRAGMATISMO

            A.  DEFINICIÓN

Movimiento filosófico  desarrollado especialmente en Estados Unidos e Inglaterra, pero con repercusión y desarrollo parcial en otros países.

El pragmatismo consiste en reducir “lo verdadero a lo útil” negando el conocimiento teórico en diversos grados; para los más radicales sólo es verdadero aquello que conduce al éxito individual, mientras que para otros, sólo es verdadero cuando se haya verificado con los hechos.

“El intelecto es dado al hombre, no para investigar y conocer la verdad, sino para poder orientarse en la realidad.  El conocimiento humano recibe su sentido y su valor de este su destino práctico. Su verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines prácticos del hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos para la conducta práctica de éste.”

En general, para las diversas formas de pragmatismo, la verdad radica en la utilidad y en el éxito, por lo tanto, todo conocimiento es práctico si sirve para algo, si es posible de realizar.

A.    CONTEXTO HISTÓRICO

El fundador del pragmatismo es el filósofo norteamericano William James, del cual procede el mismo nombre “Pragmatismo”.


La frecuentación de los medios académicos alemanes, el estudio de los sistemas de Kant, de Fichte y de Hegel constituyen datos puramente objetivos en la formación de James.

Otro precursor del pragmatismo fue Federico Nietzsche, quien dice: “la verdad no es un valor teórico, sino también una expresión para designar la utilidad.” Y según él, sirve para designar el poderío.

Esbozos de pragmatismo podemos ver de manera indirecta y en los comienzos de la filosofía, en los sofistas, quienes con interés de educar o de instruir a las gentes, lo hacían esperando una remuneración, y para ello empleaban la palabra.

Los sofistas enseñan un saber de cara a la vida pública: educan para hacer política en el ágora, para hacer triunfar su opinión en las discusiones, para defenderse en los juicios.  La función del conocimiento es buscar el éxito en la vida política, y por esto, tiene pues, un sentido pragmático.

            C.  REPRESENT ANTES

                        1.  William James.

                                   Pensamiento.

                                               1)  La religión.  Para James las ciencias sólo se convierten en verdades cuando son útiles, por consiguiente, la utilidad debe ser la medicina de la ciencia:

“La utilidad para James no se reduce a la satisfacción de las necesidades materiales del ser humano, sino a todo cuanto sirva para el desarrollo del hombre en la sociedad; en este sentido la creencia práctica, por ejemplo el amor y la simpatía, logra efectos sociales eficaces en el aspecto moral, como también la Religión será verdadera función de sus resultados.”

No existe realidad absoluta; las cosas verdaderas se van construyendo con la elaboración humana a base de un núcleo incognoscible:

“Este fenomenismo se mitiga diciendo que si un mundo real trae consecuencias prácticas para la vida, tendrá significado... La distinción de bueno o malo no proviene del objeto, sino de sentimientos conscientes de las reacciones viscerales.  La religión debe admitirse por su valor pragmático; el fenómeno religioso, tiene su explicación en el subconsciente, que es una personalidad educada en la penumbra y que actúa sin ser percibida por la experiencia.”

De esta manera se explica que el individuo quiere librarse se una inquietud recurriendo a un ser superior a quien debe reverencia; para James, los valores religiosos no son un saber demostrable si son sumamente prácticos.

“El hombre puramente intelectual y teorético está expuesto al error en toda encrucijada, se decide de este modo o del otro.” Así mismo, la religión pertenece al dominio privado e interior del hombre, cuya esencia es el sentimiento y la acción, por lo cual, el objeto de la religión no es un objeto exterior e intelectual, sino subjetivo, ordenado a la acción.

                                               2)  Psicología.  James tratará de estructurar una consciencia a la que considera como distinta del puro orden físico.

“No existe, la consciencia dividida en trozos o estados, sino que es una continuidad psicológica.  Si la consciencia no es reductible a los hechos fisiológicos, existe, no obstante, una íntima relación entre aquélla y estos, a través del cerebro y el sistema nervioso.”

                                               3)  Teísmo.  El teísmo o “espiritualismo” dice que la mente no solo atestigua y anota los hechos, sino que también actúa y opera con ellos, es decir, que el mundo es guiado, no por sus elementos inferiores sino por los superiores.

“La materia es grosera, tosca, rastrera; el espíritu es puro, elevado, noble; y puesto que está en consonancia con la dignidad de Universo conceder la primacía a lo que parece superior, debe afirmarse el espíritu como principio directivo.”


                         2.  Charles Sanders Pierce.

                                   Pensamiento.  Fue el primero en formular el principio pragmatista cuando en su ensayo “Cómo hacer claras nuestras ideas” respondía: “Considerad qué efectos, que puedan tener una importancia práctica, tiene el objeto de nuestra concepción.  Nuestra concepción de estos efectos constituye toda nuestra concepción del objeto”, porque la única función del pensamiento es la de reproducir creencias y toda creencia es una regla de acción; así pues, el objetivo final del pensamiento es el ejercicio de la volición y producción de hábitos de acción.

Para Pierce, todo proceso racional e investigativo tiene como único fin establecer creencias; sus ideas se oponen a cualquier concepción necesarista material o espiritual porque según él, la ciencia es por su naturaleza probabilista.

“El conocimiento sólo tiene sentido en la medida en que nos depara reglas para la acción, en la adecuación de la determinación de la conducta con sus resultados.  La función del pensamiento, de la razón, es la de darnos a conocer lo desconocido, el paso de una situación de incertidumbre a un estado de creencia.”

Pierce estableció un método para averiguar la significación de las palabras difíciles y concepciones abstractas; más concretamente, Pierce trató de clasificar las cuestiones metafísicas tradicionales, y en ocasiones, eliminarlas como sin sentido.

“El pragmatismo de Pierce, es sobre todo, lógico, a diferencia de la imagen habitual, deriva de una interpretación parcial e inexacta de la forma que adquirió en la obra de James.  Pero hay que advertir que el aspecto lógico no es ajeno a James, ni el práctico a Pierce.  La función del pensamiento es para éste producir hábitos de acción.”

El pragmatismo es el principio de que todo juicio teórico expresable en una frase en modo indicativo es una forma confusa de pensamiento, cuya única significación, está en su tolerancia a reforzar una máxima práctica correspondiente, expresable como una frase condicional ligada en el modo indicativo.

De este modo, el pragmatismo de Pierce no es una “visión de mundo “sino un método de pensamiento como está antes expuesto.

Divide la lógica en tres partes principales:

·         La gramática especulativa: Trata de las condiciones formales de los signos desprovistos de significado; un signo, al que llama “representamen” que represente a un objeto para alguien. El signo representa a un objeto por referencia a ciertos caracteres a los que él llama el fundamento.

·         La lógica crítica: Trata de las condiciones formales de verdad de los símbolos. Bajo esta lógica crítica, Pierce trata tres argumentos: Deductivo, de carácter estadístico, parte de las hipótesis, de lo que es verdadero. Inductivo, considera la teoría de la probabilidad. Acductivo, formula una hipótesis derivada de los hechos observados y deduce.

·         La retórica especulativa: Trata las condiciones formales de la fuerza de los símbolos. En la comunicación, un signo da lugar a otro signo en el intérprete.

“El pragmatismo por tanto, s un método o una regla para aclarar las ideas, para determinar su significado... Pierce formula el principio del pragmatismo diciendo: Para comprobar el significado de una concepción intelectual, hay que considerar las consecuencias prácticas que podrían derivarse necesariamente de la verdad de tal concepción; y la suma de tales consecuencias constituirá el significado completo de la concepción.”


                         3.  John Dewey.

                                   Pensamiento.  Dewey define a menudo su filosofía como naturalismo empírico o empirismo naturalista.  La experiencia es la base de su teoría y precisamente por ella debe desecharse toda idea de trascendencia, porque la experiencia enseña que todo cambia, tonto en el orden material como en el espiritual.

“Las ideas sólo tienen un valor instrumental para la acción en la medida en que ellas estén al servicio de la experiencia activa; de donde el valor de una idea radica en su éxito.” De este modo, el pragmatismo se convierte para él en un general “instrumento”.

Así mismo, el pragmatismo no es para Dewey una realidad última, un absoluto, un proceso que cree la realidad objetiva en sentido metafísico.  Para él “el pensamiento es una forma altamente desarrollada de la relación entre estímulo y la respuesta al nivel puramente biológico”; en la interacción ambiente-hombre, el fin del pensamiento estimulado por una situación problemática, es transformar o reconstruir el conjunto de condiciones antecedentes que han planteado un problema o una dificultad.  El hombre en su libertad puede reaccionar ante una situación problemática de un modo inteligente.

Para Dewey, la filosofía es verdadera sabiduría a lo antiguo, no conocimiento, sino aplicación de lo conocido a la conducta inteligente de las acciones de la vida humana.

El hombre incrustado en el mundo tiene por destino modificar la naturaleza y darle significado, de tal forma que el hombre pragmático se valga de la técnica y no de ilusiones metafísicas.  El hombre piensa solo cuando hay dificultades que superar y esto indica que el valor de la idea es únicamente instrumental y se mide por su éxito.

“La verdadera revolución filosófica no sería la kantiana sino la pragmatista, cuando nos enseña que el conocimiento no debe pretender conocer la realidad, sino utilizarla.”

            D.  ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO

El hombre a lo largo de la historia ha aprendido a desarrollar sus habilidades cognoscitivas en el descubrimiento de muchas ciencias que en nuestro tiempo sin valoradas y estudiadas en diferentes centros de educación, tanto media como superior.

Es un hecho reconocible y fácil de observar que en la mayoría de las universidades, las personas eligen carreras que, además de brindarles nuevos y amplios conocimientos, lo hacen con miras a obtener de ellas una utilidad, donde al ejercerla, puedan tener un alto status social y, por consiguiente, un beneficio económico.

El pragmatismo tiene de este modo, gran influencia en nuestra actualidad, puesto que ha sido el hombre quien durante un largo proceso de elaboración de conocimientos, comienza a encontrar un “sentido práctico” de este producto (saber).  De este modo, podemos decir que en un sentido positivo, gracias al pragmatismo, nos hemos dado cuenta que el hombre, ocupando el centro del mundo que lo rodea, transforma las cosas, las trasciende, y mediante un proceso de relación hombre-ambiente como lo presenta Dewey reconstruye y transforma los elementos que “ya están” en algo que a él le favorezca, le sean benéficos.

Además, hay que reconocer, que nuestra sociedad en cuanto estamento en vía de progreso, requiere hombres prácticos que promuevan obras que sean en bien, tanto del individuo como de la sociedad, que sea el hombre el que produce y se autosupere y no sea desplazado o reemplazado por una máquina; aunque no debemos dudar que nuestra sociedad también requiere hombres teóricos inteligentes, que mantengan en su fluidez de pensamiento, lógico y práctico, un deseo de llevar al pueblo en la conservación de su cultura.

EL CRITICISMO



VIII.              EL CRITICISMO


A.    DEFINICIÓN

Por  criticismo se entiende la doctrina de Kant, que sostiene la superioridad de la investigación del conocer sobre la investigación del ser.  Esta corriente está convencida de que es posible el conocimiento para el hombre, acepta que puede llegar a poseer la verdad, puede tener conocimientos que dan certeza, pero que hace indispensable justificar racionalmente la forma como llegamos al conocimiento, es decir, cómo llegamos al conocimiento y en que forma se nos da la realidad.

“El criticismo examina todas las afirmaciones de la razón humana y no acepta nada despreocupadamente.  Dondequiera pregunta por los motivos y pide cuentas a la razón humana.  Su conducta no es dogmática ni escéptica, sino reflexiva y crítica.  Es un término medio entre la temeridad dogmática y la desesperación escéptica”

El criticismo es como una dirección especial de la gnoseología, consistente en la averiguación de las categorías apriorísticas que envuelven lo dado y permiten ordenarlo y conocerlo; por otra parte, es una teoría filosófica que coincide con el idealismo en sus diversos aspectos y que invierte la dirección habitual del conocimiento mediante el propio conocimiento.  Entendiendo pues el criticismo desde la filosofía, es una “actitud” que matiza todos los actos de la vida humana, siendo la época moderna considerada “época crítica” puesto que en ella se pretendió averiguar el fundamente racional de las creencias últimas.


 B.    CONTEXTO HISTÓRICO

Ha sido concretamente la Edad Antigua la que ha permitido presentar pequeños brotes de criticismo, y dentro de esta época sobresale Platón (Siglo V a.C.) quien distingue varios grados que conducen al conocimiento, y éstos son tres:

                        1.  El conocimiento sensible.  Este tiene por objeto de conocimiento los seres materiales y éstos se nos dan a través de los sentidos, por los cuales se puede presentar variabilidad en el logro del conocimiento, por tanto, no es posible una verdadera ciencia.

                        2.  El conocimiento racional discursivo.  Hace referencia al número y a la cantidad, es decir, a las matemáticas.

                        3.  El conocimiento racional intuitivo.  Este se refiere a los seres espirituales; es el mundo de las ideas y es sólo en éste donde se puede hallar la verdadera ciencia, pues es considerado el mundo objetivo, verdadero, eterno e inmutable.

Mas adelante, sigue a Platón, su discípulo Aristóteles, quien reafirma la posibilidad de un conocimiento; además, aclara que los sentidos sólo nos engañan accidentalmente, puesto que son hechos para captar los objetos.

Distingue dos tipos de conocimientos: el sensitivo y el intelectivo, los cuales se dan en constante relación.  “Nada hay en el entendimiento que no haya pasado por los sentidos “, es decir, los sentidos suministran el material con que trabaja nuestra mente.

Mas tarde, en la época moderna, es Kant el gran representante o fundador de esta corriente criticista, el cual llegó a esta posición, después de haber pasado por el dogmatismo y el escepticismo.  La intención que tuvo Kant con esta corriente, era someter la razón a un análisis detenido para ver sus estructuras y determinar entonces la forma como conocen.  Quiere fundamentar el conocimiento humano determinando los aportes que hace el sujeto y los aportes que provienen de la experiencia.  El sujeto recibe los datos,  los organiza, les da forma, a través de estructuras a priori, tanto de la sensibilidad como del entendimiento y la razón.  La forma “a priori” que es aportada por el sujeto, posee siempre un carácter necesario y universal.

Luego sigue Hegel, el cual ha formulado en su “Enciclopedia” que la investigación del conocimiento no puede tener lugar de otro modo que conociendo.  Querer conocer antes de conocer es tan absurdo cuando se parte de todo supuesto, es decir, sin probar una posibilidad misma del conocimiento.

C.    PRINCIPAL EXPONENTE DEL CRITICISMO

v  EMMANUEL KANT

                        Pensamiento.  El aporte filosófico de Kant es tardío, empezando por varios años de silencio, inicia su obra crítica con la “La crítica de la razón pura” en 1781, la cual cuenta además con otras dos críticas de la razón pura práctica (1788), y la de la facultad de juzgar (1790).

                                   a.  Crítica de la razón pura.  La crítica de la razón pura no es una obra de fácil interpretación, sólo persigue objetivos teórico-científicos, o constituyen intereses de la razón práctica.

Esta obra funda su problema en la antigua oposición de racionalismo y empirismo.  Es a la vez la oposición entre dogmatismo y escepticismo.

La crítica de la razón pura tiene un esquema epistemológico unido de tres facultades: sensibilidad, entendimiento y razón; cada una de ellas lleva un elemento material y uno formal.

El elemento formal se refiere a todo aquello que aporta la subjetividad; el elemento material es en un principio, todo aquello que viene de fuera, de esa subjetividad, es pues,  una síntesis entre lo dado y lo puesto; lo que la sensibilidad recibe y lo que aporta.

Hay entonces, un elemento formal que pone el sujeto y uno material que viene del objeto, y es así como integrado elaboran el conocimiento, y ello implica una modificación esencial en la concepción del conocimiento, de la inteligencia como tabula rasa, en la que nada hay escrito.

Así pues, la crítica es una idea que atraviesa toda la filosofía de Kant, no pueden conocerse los hechos, las palabras, ni puede construirse un saber si antes no se establecen sus condiciones de posibilidad.  Toda crítica implica dos aspectos:

Una precisa delimitación de nuestra capacidad de conocer.
La investigación de los límites más allá de los cuales no podemos pasar.

El funcionamiento de la razón tiene que cumplir determinadas condiciones sustentadas en cuatro presupuestos fundamentales:

·         Universalidad
·         Necesidad
·         Experiencia
·         Carácter progresivo, sintético del saber.

                                               1)   Los juicios.  El conocimiento puede ser a priori o a posteriori; por tanto; la ciencia requiere un saber a priori.  La verdad y el conocimiento se dan en los juicios; una ciencia es un complejo sistemático de juicios.

Se pueden clasificar éstos en analíticos y sintéticos.  Los juicios analíticos son aquellos cuyo predicado está contenido en el sujeto; los sintéticos son aquellos cuyo predicado no está contenido en el concepto del sujeto, sino que se une o añade a él.

                                               2)  Juicios a priori y a posteriori.  Hay que decir que los juicios analíticos son a priori o juicios de experiencia obtenidos por análisis del concepto, y los sintéticos, a posteriori.

“Hay juicios sintéticos a priori que con los que interesan a la ciencia, porque cumplen dos condiciones: son por una parte a priori, es decir universales y necesarios, y por otra, sintéticos, esto es, aumentan efectivamente mi saber“.

También, fuera de la matemática, en la física y en la metafísica, encontramos juicios sintéticos a priori.

Así pues, “conocimiento puro a priori no significa conocimiento implícitamente presente en el espíritu, antes de que éste empiece a experimentar cosa alguna; significa conocimiento no derivado de la experiencia, aunque no aparezca como la que normalmente llamaríamos conocimiento, sino con ocasión de la experiencia; pero, al mismo tiempo, aunque ningún conocimiento sea temporalmente anterior a la experiencia, es posible que la capacidad cognoscitiva suministre elementos a priori tomados de sí misma con ocasión de las impresiones sensibles.  En este sentido los elementos a priori no poseen de la experiencia.

Los juicios a posteriori son derivados de la experiencia y son reducibles a juicios analíticos a priori, en cuyo caso los principios de la experiencia son principios de razón, o los juicios sintéticos a posteriori no son reducibles a juicios analíticos a priori, en cuyo caso, no hay certeza respecto a los principios del conocimiento.

                                   b.  Crítica de la razón práctica.  “Kant incluye en la temática de la razón práctica no sólo los problemas de la ética tomada en un sentido estricto, sino también todo lo relacionado con la filosofía del derecho, del estado y de la religión”

                                               1)  Naturaleza y libertad.  Kant distingue dos mundos: El mundo de la naturaleza y el mundo de la libertad.  El mundo de la naturaleza está determinado por la causalidad natural y, junto a ella, una causalidad por libertad, que rige el otro campo.  El hombre, es un sujeto psico-físico, sometido a leyes naturales, físicas y psíquicas (Yo empírico).

El hombre también, como persona racional, pertenece al mundo de la libertad, deteniendo ésta por característica de la incondicionalidad.

“No se saca la idea de libertad del mundo de la experiencia y de la factibilidad espacio-temporal; nunca la podríamos descubrir allí, pues en ese mundo impera el determinismo causal”.

En la crítica de la razón práctica se hace notar una especie de querer dominar el deber como un factum inmediato, mientras que la libertad aparece como una presuposición del deber.  Para Kant, no hay nada tan firme como la ley de la razón práctica, aquella persuasión de un “tribunal interior” en el hombre que se llama “conciencia”.  “Podrá el hombre desoír la voz de su conciencia, podrá adormecerla, hasta podrá hacer que el mundo entero no nos de ejemplo alguno de lo que debe ser; a pesar de todo, el hombre debe y puede lo que debe; pues el deber y la libertad no se los procura el hombre, simplemente los tiene; están incorporados en su esencia de hombre”.

El concepto de la libertad, constituye la piedra angular de todo el edificio de un sistema de la razón, incluso los demás conceptos: Dios e inmortalidad, que como meras ideas, alcanzan por él realidad objetiva, es decir, que su posibilidad queda demostrada por el hecho de que la libertad es real.

Las ideas de Dios y de la inmortalidad, no son condiciones de la ley moral, sino condiciones del objeto necesario de una libertad que determina en la ley, es decir, por el uso práctico de nuestra razón pura.

“La crítica especulativa se esforzó en dar a los objetos de la experiencia como tales, y entre ellos a nuestro propio sujeto, el valor de meros fenómenos, en ponerles, sin embargo, como fundamento cosas en sí, y, por consiguiente, en no considerar todo suprasensible como una ficción, y su concepto como falto de contenido; y ahora en cambio, la razón práctica, por sí misma y sin haberse concertado con la especulativa, proporciona realidad a un objeto suprasensible de la categoría de la causalidad, a saber, a la libertad, y confirma, pues, así, por medio de un hecho, lo que allí sólo podía ser pensado.”

El concepto de la libertad es el peligro de todos los empiristas, pero también la clave de los principios prácticos más sublimes para los moralistas críticos, que comprenden por ello que necesariamente deben proceder de un modo racional.

En el campo de la metafísica de la naturaleza, Kant lo consideró como una “metafísica aplicada”, un inventario de todo lo que conocemos a priori en torno a la naturaleza corpórea y a aquella pensante empíricamente dada.

La metafísica de la naturaleza debe comprender más una física que una psicología racional.  En realidad, ésta prevee solamente una física racional.

Kant afirma que una metafísica particular de la naturaleza se traduce necesariamente en una ciencia matemática de la naturaleza.  Esta por tanto, en cuanto conoce a priori, por su pura posibilidad, determinados objetos de la naturaleza, no pueden limitarse a formular cualquier cosa que no contradiga el pensamiento, pero debe formar a priori la intuición correspondiente al concepto.

“Conocer a priori determinados objetos de la naturaleza no es posible si no construimos el concepto, dándole entonces la configuración matemática, siendo ésta, la ciencia racional pura, fundada “sobre construcciones de conceptos por medio de la representación del objeto en una intuición a priori”

                                               2)   El imperativo categórico.  Kant plantea el problema de la ética como la cuestión del bien supremo, los bienes pueden ser buenos para otra cosa o buenos en sí mismos, y Kant dice que la única cosa que es buena en sí misma es la buena voluntad.  El problema fundamental aquí queda trasladado no a las acciones, sino a la voluntad que las mueve.

Kant hace una ética del deber ser; y una ética imperativa que obligue, pero la mayoría de los imperativos no sirven para fundamentar la ética porque son hipotéticos, es decir, dependen de una condición.  Por tanto Kant, busca un imperativo categórico que mande sin ninguna condición, pues la obligatoriedad del imperativo categórica ha de encontrarse en él mismo.

Por otro lado, la buena voluntad es la que quiere por puro respeto al deber: “Si yo hago una acción buena porque me gusta o por temor, no tiene valor moral.” El imperativo categórico se expresa de diversas formas, pero la fundamental es: obra de modo que puedas querer que lo que haces sea ley universal de la naturaleza.

                                               3)   Importancia de la razón práctica.  La razón práctica sólo tiene validez inmediata para el yo y consiste en determinarse a sí mismo, pero Kant afirma el primado de la razón práctica sobre la especulativa: lo primario en el hombre no es la teoría, sino la praxis, un hacer.

“La crítica de la razón práctica en general tiene pues, la obligación de quitar a la razón empíricamente condicionada, la pretensión de querer proporcionar ella sola, de un modo exclusivo, fundamento de la determinación de la voluntad.”

Además, el hombre no puede conocer o probar por razón especulativa la existencia de Dios, o el mundo como conjunto, por tanto, lo que la crítica de la razón debe hacer es demostrar que las cuestiones Dios, mundo, alma, no son “teóricas” sino “prácticas”, es decir, morales.

En el concepto de persona moral, entendida como libertad, culmina la filosofía Kantiana.  Kant no pudo realizar su propia metafísica, lo cual sólo quedó esbozada debido a que la mayoría de su vida la ocupó por su espíritu crítico, y es así, donde de esta importancia que se le da a la razón práctica, puede entenderse la filosofía del Idealismo alemán que nace en Kant y termina en Hegel.

                                               4)   La existencia de Dios como un postulado de la razón práctica.  La ley moral nos conduce, en primer lugar, a la moralidad que puede llegar a ser resuelto en una eternidad, en el postulado de la inmortalidad. En segundo lugar, nos mueve a la posibilidad de la existencia del bien supremo o la felicidad, esto es, a la experiencia de una causa a este efecto, o sea, a Dios como necesariamente perteneciente a la posibilidad del bien supremo.

“Dios no es el alma del mundo [...] El concepto de Dios es el concepto de un ser que es causa suprema de las cosas del mundo y es persona.  Dios se concibe como un ser supremo, la inteligencia suprema, el bien supremo, el cual posee derechos y es una persona.  Un ser para el cual todos los deberes humanos sean órdenes es él.”

Se plantea entonces la causa suprema de la naturaleza en cuanto ella sea presupuesta para el sumo bien, es un ser que por razón y voluntad es la causa de todo, es decir, Dios.  El hombre piensa a Dios según los atributos que hacen de él, un ser nouménico, pero en la idea de Dios esos atributos se elevan al máximo grado; el mundo se entiende de este modo como la totalidad de la realidad sensible; pero se concibe como subordinado al poder creador de Dios y de su santa voluntad.
“La relación entre las ideas Dios y mundo no es una coordinación, sino una subordinación,  porque el mundo se entiende como dependiente de Dios.”

El argumento moral constituye la única prueba posible de la existencia de Dios.

                                   c.  La estética.  Para Kant, hay dos juicios que aplicamos espontáneamente aparte de los juicios del entendimiento y la razón y de las decisiones morales: Ellos son el estético y otro teleológico o de finalidad.  Son reacciones casi inmediatas pero no instintivas, separadas de conceptos.

El juicio estético entonces, se encarga de lo bello y lo sublime.

                                               1)  La función mediadora del juicio.  Kant, al asumir la crítica del juicio, aborda esta función mediadora como un medio para vivir en un todo las dos partes de la filosofía.

Kant distingue tres facultades del espíritu: La facultad de sentir placer o disgusto y la facultad de desear, por ello, a través del juicio, se media de alguna manera entre el conocimiento y el deseo; luego distingue Kant tres facultades cognoscitivas: el entendimiento, la facultad de juzgar o juicio y la razón, y esto también sugiere que el juicio medie en algún sentido entre el entendimiento y la razón, y que tiene alguna razón con el sentimiento.

“La forma del objeto se considera como fundamento de un placer que viene de la representación del objeto, y cuando juzgamos que la representación va necesariamente acompañada por este placer, y que consiguientemente, debe ser placentera para todos, tenemos un juicio estético.”

                                               2)   La analítica de lo bello.  Kant divide el estudio de lo bello en algunos momentos referentes al juicio de gusto según la cualidad, la cantidad, la relación de fines y la satisfacción.

Es conocida la definición de lo bello como una finalidad sin fin, es decir, como algo que encierra en sí una finalidad, pero que no subordina a ningún fin ajeno al goce estético; para Kant lo bello produce un sentimiento placentero.

“Para decidir si algo es bello o no, referimos la representación, no mediante el entendimiento al objeto para el conocimiento, sino, mediante la imaginación al sujeto y al sentimiento de placer o de dolor del mismo.”

El placer estético es algo peculiar, pero no coincide con lo agradable, tampoco coincide con lo bueno moral ni con el deseo.  El placer estético, por tanto, es una aprobación “desinteresada” y una aprobación al sentimiento objetivo de las cosas que se nos presentan y nos agradan.

Lo bello, en su definición, puede ser el objeto de la satisfacción, sin interés alguno.  Cada cual tiene conciencia de que la satisfacción en lo bello se da en él teniendo como base la satisfacción.

                                               3)   La analítica de lo sublime.  Sublime llamamos a lo que es infinitamente grande.

“Ha de llamarse sublime, no el objeto, sino la disposición del espíritu, mediante una cierta representación que ocupa el juicio reflexionante [...] Sublime es lo que, sólo porque se puede pensar, demuestra una facultad del espíritu que supera toda medida de los sentidos.”

Kant distingue entre lo sublime matemático y lo sublime dinámico, según que la imaginación refiera el movimiento mental contenido en la experiencia de lo sublime o a la facultad cognoscitiva o a la del deseo.  Lo sublime dinámico se experimenta cundo nos enfrentamos con lo que presenciamos en la naturaleza, hallando en nuestro espíritu y en nuestra razón una superioridad sobre esa fuerza física.

Lo sublime, entonces, descansa en fundamentos puramente subjetivos, pues este término se refiere a nuestros sentimientos, no a los fenómenos naturales que los ocasionan.

                                               4)   El juicio teleológico.  El juicio teleológico tiene como el campo propio el fin en la naturaleza; se trata de que todo cuanto vemos nos complace, más o menos, porque encaja con nuestra facultad de percepción, ofrece siempre cierta coherencia que se diría que responde a un designio, pero que disfrutamos más claramente cuando sabemos para qué sirve.

En la naturaleza, tal es lo que nos admira como orgánico, en lo cual, en todo organismo, las partes reciben su sentido por su relación al todo, que ellas entre sí son recíprocamente causa y efecto de su forma.

El juicio teleológico se emplea para la investigación de la naturaleza, pero sólo para traerla a principios de observación e investigación.  Hacemos uso de un fundamento teleológico siempre que al concepto de un objeto atribuimos como si estuviera en la naturaleza y no en nosotros, y nos representamos la posibilidad del objeto según la analogía de una causalidad semejante, como la que encontramos en nosotros.

Para Kant se dan dos clases de juicios teleológicos: el subjetivo formal, el cual no se ocupa de explicar la existencia de nada, es decir, a representaciones.  Es subjetivo también porque se refiere a los sentimientos de la persona que enuncia el juicio.  También el juicio teleológico formal objetivo, que se encuentra en la matemática, no está éste afectado por cosas externas y su relación causal, ni se refiere a ellas.

                                               5)   Teología y mecanicismo.  Con el conocimiento de la naturaleza y de las relaciones que se presentan entre sus elementos, se puede sacar una conclusión de una causa inteligente del mundo.  Pero, no se puede confundir la ciencia natural con la teología, aunque la naturaleza es obra de un ser inteligente que obra con un fin, sin embargo no significa que la existencia de Dios se pueda considerar como una conclusión demostrable sobre la base de una ciencia natural.

“De la magnitud del mundo se saca en conclusión una fuerza muy grande del Creador, pero se reconoce que eso no tiene significación más que comparativamente para nuestra facultad de concebir, y como no se concibe todo lo posible para compararlo con la magnitud del mundo en cuanto la conocemos, no podemos deducir, según una medida pequeña, el poder todo del Creador, etc.”

Para Kant, el teísmo es superior a los fundamentos mecanicistas de explicación porque refiere la finalidad de la naturaleza a un ser primero que actúa inteligentemente, aunque no podemos afirmar objetivamente que lo sea, sino que sólo podemos afirmarlo subjetivamente.

“El argumento físico-teológico se basa en datos empíricos, y el universo en cuanto totalidad no es un dato empírico.”

Así pues, no podemos demostrar la existencia ni los atributos de Dios; ésta es una cuestión de fe práctica, no de conocimiento teórico, porque para Kant, Dios no es un objeto posible de la experiencia.


            D.  ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO

Con Kant se dio el comienzo de una objetividad del pensamiento, gracias a su criticismo que indujo al hombre a trascender su mundo, pasando de la simple observación al conocimiento crítico de lo que se conoce.

El conocimiento por tanto, no exige solamente quedarse en los procesos mentales o de la razón, sino también dirigir la mirada al mundo nouménico, que nos ofrece la posibilidad metafísica de nuestras capacidades.

Por consiguiente, es necesario destacar la importancia que actualmente tiene Kant en cada uno de los diferentes contextos sociales, que a partir de su crítica abrió a la reivindicación del hombre respecto al mundo.

El pensamiento de Kant entonces, aportó de esta manera a la educación, pues él, a través de la crítica de la razón pura, presentó las posibilidades cognoscitivas en un contexto epistemológico que proyectó a las facultades del hombre en cuanto ser sensible y racional, pues ambas se integran, dando la primera el elemento subjetivo y orientada racionalmente hacia un fin (conocimiento objetivo).

La educación actualmente requiere elementos subjetivos que son dados por lo material, lo sensible, para llegar al conocimiento objetivo que se logra en la propia sustancialidad de las cosas; en este aspecto, los juicios son fuentes de conocimiento, pues se dan a priori y a posteriori, por tanto, el hombre actual mide su saber en lo que ya ha conocido como en lo que ya va a conocer, y para esto debe tener una capacidad de asombrarse, de ver las cosas estéticamente.

El pensamiento criticista de Kant, no escapa tampoco del campo religioso, recordemos que Kant, en su vivencia pietista, se apartó de lo dogmático (sin llegar a ser escéptico), queriendo escapar de un estancamiento racional, y superando las fronteras de lo que la fe permite conocer.

El Papa Juan Pablo II, ha iluminado grandemente este anquilosamiento de la razón con su Encíclica “Fides et Ratio”, en la cual presenta muy oportunamente la armonía que debe haber entre el conocimiento filosófico y el de la fe:

“La fe requiere que su objeto sea comprendido con la ayuda de la razón; la razón, es el culmen de su búsqueda, admite como necesario lo que la fe le presenta”

Kant fue entonces “un profeta de la ciencia” presentando al hombre una nueva posibilidad de enfrentarse al conocimiento sin dogmatismos, sino que buscándolo no ciegamente, antes bien, aprovechando las posibilidades que el mundo de hoy le ofrece.