sábado, 13 de julio de 2013

EL DOGMATISMO



IV.              EL DOGMATISMO

A.    DEFINICIÓN

La palabra “dogma” de origen griego significa doctrina fijada.  Para los primeros filósofos significó "opinión".  El dogmatismo es una escuela filosófica que: “Da por supuestas la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto”

Dice que “los objetos de la percepción y los objetos del pensamiento nos son dados de la misma manera: directamente en su corporeidad.” Pero el conocimiento para esta corriente no es un problema: “suponen la capacidad cognoscitiva del hombre y suponen que la realidad de hecho existe; su preocupación es la naturaleza.”

B.    ORIGEN DEL DOGMATISMO

El dogmatismo se da en los siglos VII y VI a.C.: “El dogmatismo, al ser la actividad propia del hombre ingenuo es la más antigua y primigenia posición tanto en el sentido psicológico como en el histórico.  En el período originario de la filosofía griega domina de un modo casi general.”

Las reflexiones epistemológicas, no aparecen entre los presocráticos (los filósofos jonios de la naturaleza, los eleátas, los pitagóricos).  Ellos son principalmente teóricos del mundo natural, lo que escriben entra en la designación genérica sobre la naturaleza. “Estos pensadores se hallan animados todavía por una confianza ingenua de la capacidad de la razón humana.”

Para ellos el conocimiento no presenta ningún problema, están imbuidos en el ser y absorbidos por la naturaleza.  Ella es la realidad que existe por debajo de todas las “cosas”, y que, aunque es común a todas se distingue de ellas.  En cambio las “cosas” múltiples más que realidades, son apariencias mudables, inestables y de duración limitada: “Esta naturaleza la entienden los presocráticos en un doble sentido: como ‘substratum’ inmudable del ser, por debajo de todas las mutaciones y de las cosas, y también, como fuerza que hace llegar las cosas a ser, como una fuente inagotable de seres.”

C.    REPRESENTANTES

1.     Tales de Mileto

                        Pensamiento.  Tales cree encontrar el principio básico (arjé), señalando al agua como principio de todas las cosas.  Pero este principio no es sólo el fundamento de las cosas sino el principio de la vitalidad, de todo lo viviente.

“Lo que constituye el mérito histórico del milesio es, sin duda, el concepto de principio originario de todo ser, concepto que fue él el primero en haber definido.”

Dos tesis le fueron atribuidas a Tales. La primera, que todo procede del agua.  Sobre ésta nos informa Aristóteles:

“Pero, en cuanto al número y a la especie de tal principio (el primer principio de todas las cosas) no todos dicen lo mismo, sino que Tales, el iniciador de la filosofía, afirma que es el agua (por eso también es que manifestó que la tierra estaba sobre el agua).”

Ahí tenemos no una sino dos afirmaciones “acuosas”. La segunda, la idea de que la tierra descansa sobre el agua, parece más bien una idea astrofísica.  Todo procede del agua; es decir, que la multiplicidad fenoménica del mundo procede de algo simple.  El mundo tiene pues una arquitectura inmanente.  Existe un supuesto adicional en la “inocente” frase de Tales; se trata de que la estructuración del universo, es, en el mito y la religión, exclusiva y mistérica competencia de los dioses.

Lo anterior es un primer desafío a los dioses; paradójico si se tiene en cuanta la otra tesis del sabio.  Esta segunda tesis de Tales dice que todo está lleno de dioses.  Esta tesis está ligada a su opinión sobre los imanes y el ámbar.  Leamos primero lo que nos dice Diógenes Laercio:

“Aristóteles e Hipias dicen que Tales atribuyó alma a cosas inanimadas, demostrándolo por la piedra imán y por el ámbar.”

En principio, lo que Tales afirma es que todos los elementos, tenidos por inertes tienen “psyché”, alma.  Pero Tales hizo extensivo este atributo a todo lo inanimado (Tá apsychá).  Aristóteles vio en la afirmación de Tales un cierto animismo (Hilozoísmo) que le impelía a adjudicar espíritus a todas las cosas.

El animismo de Tales no es superstición, supone una degradación de lo divino; en lugar de ser manifestación extraordinaria inaprehensible, los dioses se convierten en la esencia de todo lo que existe y se desdibuja en ellos el rasgo trascendente que los separaba del mundo y del alcance del pensamiento, iniciando su transformación en meras causas naturales.  Por eso, aunque suene paradójico, al poblar el mundo de dioses, Tales ejecuta un movimiento de profanación, una primera maniobra de teorización.

2.     Anaximandro

                        Pensamiento.  Aborda el problema de la naturaleza en el mismo sentido que Tales.  “No se pregunta qué son las cosas, sino de dónde proceden, de qué están hechas y cómo se hacen.”

El primer principio según Anaximandro es el “Ápeiron”, lo indeterminado, ilimitado, lo indefinido.  No es una finitud en abstracto, sino una materia primordial, inmutable, incorruptible generadora de todos los seres y a la cual todos retornan:

“Viene a ser una especie de nebulosa, o matria plástica proteiforme, equivalente a caos de las antiguas cosmogonías, que no es ni agua, ni tierra, ni aire, ni fuego, sino anterior a todas las determinaciones y a todos los contrarios.” Aristóteles la interpreta como una mezcla confusa de elementos, los cuales se van separando después por el movimiento.

Anaximandro considera que: “El ápeiron queda fuera del cielo, envuelve, contiene, y gobierna todas las cosas.” Para explicar la formación de las cosas enseña un proceso de separación de contrarios.  El interior de la masa confusa es agitado por un movimiento eterno, creando remolinos, originando así separación de cada una de las cuales se forman otros mundos.

“Con esta contraposición entre los cosmos limitados y el ápeiron limitado, queda definida la oposición fundamental entre “finitud” e “infinitud” o limitado que recogerán los posteriores pre-socráticos.”

Anaximandro “creyó que las cosas no nacían de una sola sustancia, como Tales del agua, sino cada una de sus propios principios particulares.  Creyó que estos principios de las cosas singulares eran infinitos y que daban origen a mundos innumerables y a cuantas cosas en ellos nacen, y sostuvo que estos mundos se disuelven y nacen otra vez, según la edad a la que cada uno es capaz de sobrevivir.”

3.     Anaxímenes.

                        Pensamiento.  Anaxímenes concibe el cosmos como un animal viviente, dotado de respiración, dentro del “Pneuma” infinito que lo envuelve todo.  De ahí proviene probablemente su concepto de que el aire es el principio primordial de todas las cosas.  Así como nuestra alma, siendo aire, nos mantiene unidos, así también el aliento y el aire circundan todo el cosmos.  Pero no se trata del aire atmosférico, sino de un “protoelemento eterno”, divino, viviente, ilimitado, sutil, movilísimo, casi incorpóreo, que es principio del movimiento y de la vida de todas las cosas.

Es claro pues, que su principio es el aire, del cual por condensación y rarefacción ha salido todo.  El aire enrarecido se torna fuego; condensado, viento, después nubes; luego, aún mas condensado agua, tierra, piedra y de ahí todo lo demás.  El aire aparece aquí como algo vivo y divino en la misma línea de Tales y Anaximandro.  Finalmente, para Anaxímenes, las cosas provienen del aire infinito y todas retornan a él.

4.     Pitágoras

                        Pensamiento.  Pitágoras de movió en la dirección del dualismo órfico, de los cuales tomó la doctrina de la transmigración de las almas.  Por lo cual dice que el alma procede de otro mundo, se ha manchado con el pecado y ha de llevar ahora, encadenada al cuerpo, una vida de expiación, hasta que logre verse libre del cuerpo.

Dice que el número es el principio (arjé) de todas las cosas.  Con ello se pone el principio de los seres, no en la materia, como hasta ahora, sino en la forma.  El número es lo que da forma, lo que hace de lo indeterminado algo determinado.

Este descubrimiento del número ha sido muy productivo para el desarrollo de las modernas ciencias de la naturaleza, que viven cada vez más del número.  Por lo tanto, siguiendo con la concepción pitagórica, las relaciones de los cuerpos del universo se expresan a través de números y se manifiestan ordenadas y proporcionadas.  Él pone el fundamento del número en la forma y en su naturaleza.

Pitágoras, además, plantea la teoría de la eterna marcha circular de todas las cosas, que tuvo su expresión culminante en la idea del cosmos.  En el gran año cósmico se nos revela esa idea de armonía.  Así, el proceso cósmico no es una marcha rectilínea, sino que se desarrolla en grandes ciclos: estrellas y sistemas cósmicos vuelven siempre a su sitio y el reloj del mundo torna a recorrer el mismo camino de eternidad en eternidad.  Decía: “yo me volveré a encontrar ante vosotros con mi cayado.”

5.     Heráclito

                                   Pensamiento.  “Todo fluye”, es el principio.  Nada permanece en un ser: “No puede uno bañarse dos veces en un mismo río” (frag. 91), las aguas han pasado, otras hay en lugar de las primeras y aun nosotros mismos somos ya otros.

Para Heráclito, el arjé no sería ni el agua ni el ápeiron, sino el devenir: “Ningún ser humano ni divino ha hecho este mundo, sino que siempre fue, es y será eternamente fuego vivo que se enciende según medida y según medida se apaga”.

El fuego es para Heráclito no una determinada substancia corpórea, sino un símbolo de la eterna inquietud del devenir con sus incesantes subidas y bajadas.  El devenir es una cierta tensión entre los contrarios, y esa tensión es la que pone en curso el movimiento.  Este devenir es una sintética pervivencia de los contrarios: “no comprenden cómo lo discorde no obstante, concuerda.  Es una armónica junto a opuestos  como el arco y la lira.”

La oposición para Heráclito es algo fecundo, lleno de vida y de fuerza creadora, y en este sentido se ha de entender su aforismo: “La guerra es padre de todas las cosas, es de todas las cosas rey.”
           
6.     Parménides

                                   Pensamiento.  Para Parménides no hay un devenir, sino un ser, y este ser es compacto, es uno y todo.  Sostiene la unidad del cosmos de una manera extrema, sin cambio, sin movimiento, en prefecto reposo.

Parménides se coloca de un modo consciente en el pensamiento como vía única hacia la verdad.  En su poema enfatiza sobre el peligro de caer en las vías de la experiencia sensible.

La distinción entre conocimiento sensible y conocimiento intelectual es lo que goza de aceptación en todo decurso de la historia de la filosofía.  Toda forma de racionalismo caminará por las vías descubiertas por Parménides.

Parménides toma el mundo de los conceptos por lo auténtico y real.  Así vino a confundir el mundo con el mundo de la realidad, y desde esa base estructuró de manera original su concepto de ser.


            D.  ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO

La filosofía presocrática se enfrenta contra la naturaleza con una pregunta teorica: pretende decir qué es. Lo que define a esta filosofía, ¿es la pregunta la que la moviliza: ¿Qué es todo esto?  A esta pregunta no puede contestarse con un mito sino con una filosofía.

Sí, este es uno de los mayores aportes que ha hecho la filosofía presocrática al mundo de la filosofía de todos los tiempos.  Al preguntarse ¿qué es todo esto?, ella está abriendo la puerta de acceso al conocimiento.  No interesa el método utilizado, ni su concepción del conocimiento, sino su horizonte que vislumbra al mundo del conocimiento.

En una auténtica filosofía la investigación se mueve siempre entre dos límites; por esto es un error eliminar totalmente en el ejercicio filosófico el dogma inicial y final de la investigación.

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