IV.
EL DOGMATISMO
A. DEFINICIÓN
La palabra “dogma” de
origen griego significa doctrina fijada.
Para los primeros filósofos significó "opinión". El dogmatismo es una escuela filosófica que:
“Da por supuestas la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y
el objeto”
Dice que “los objetos
de la percepción y los objetos del pensamiento nos son dados de la misma
manera: directamente en su corporeidad.” Pero el conocimiento para esta
corriente no es un problema: “suponen la capacidad cognoscitiva del hombre y
suponen que la realidad de hecho existe; su preocupación es la naturaleza.”
B. ORIGEN DEL DOGMATISMO
El dogmatismo se da
en los siglos VII y VI a.C.: “El dogmatismo, al ser la actividad propia del
hombre ingenuo es la más antigua y primigenia posición tanto en el sentido
psicológico como en el histórico. En el
período originario de la filosofía griega domina de un modo casi general.”
Las reflexiones
epistemológicas, no aparecen entre los presocráticos (los filósofos jonios de
la naturaleza, los eleátas, los pitagóricos).
Ellos son principalmente teóricos del mundo natural, lo que escriben
entra en la designación genérica sobre la naturaleza. “Estos pensadores se
hallan animados todavía por una confianza ingenua de la capacidad de la razón
humana.”
Para ellos el
conocimiento no presenta ningún problema, están imbuidos en el ser y absorbidos
por la naturaleza. Ella es la realidad
que existe por debajo de todas las “cosas”, y que, aunque es común a todas se
distingue de ellas. En cambio las
“cosas” múltiples más que realidades, son apariencias mudables, inestables y de
duración limitada: “Esta naturaleza la entienden los presocráticos en un doble
sentido: como ‘substratum’ inmudable del ser, por debajo de todas las
mutaciones y de las cosas, y también, como fuerza que hace llegar las cosas a
ser, como una fuente inagotable de seres.”
C. REPRESENTANTES
1. Tales de Mileto
Pensamiento. Tales cree
encontrar el principio básico (arjé), señalando al agua como principio de todas
las cosas. Pero este principio no es
sólo el fundamento de las cosas sino el principio de la vitalidad, de todo lo
viviente.
“Lo que constituye el
mérito histórico del milesio es, sin duda, el concepto de principio originario
de todo ser, concepto que fue él el primero en haber definido.”
Dos tesis le fueron
atribuidas a Tales. La primera, que todo procede del agua. Sobre ésta nos informa Aristóteles:
“Pero, en cuanto al
número y a la especie de tal principio (el primer principio de todas las cosas)
no todos dicen lo mismo, sino que Tales, el iniciador de la filosofía, afirma
que es el agua (por eso también es que manifestó que la tierra estaba sobre el
agua).”
Ahí tenemos no una
sino dos afirmaciones “acuosas”. La segunda, la idea de que la tierra descansa
sobre el agua, parece más bien una idea astrofísica. Todo procede del agua; es decir, que la
multiplicidad fenoménica del mundo procede de algo simple. El mundo tiene pues una arquitectura
inmanente. Existe un supuesto adicional
en la “inocente” frase de Tales; se trata de que la estructuración del
universo, es, en el mito y la religión, exclusiva y mistérica competencia de
los dioses.
Lo anterior es un
primer desafío a los dioses; paradójico si se tiene en cuanta la otra tesis del
sabio. Esta segunda tesis de Tales dice
que todo está lleno de dioses. Esta
tesis está ligada a su opinión sobre los imanes y el ámbar. Leamos primero lo que nos dice Diógenes
Laercio:
“Aristóteles e Hipias
dicen que Tales atribuyó alma a cosas inanimadas, demostrándolo por la piedra
imán y por el ámbar.”
En principio, lo que
Tales afirma es que todos los elementos, tenidos por inertes tienen “psyché”,
alma. Pero Tales hizo extensivo este
atributo a todo lo inanimado (Tá apsychá).
Aristóteles vio en la afirmación de Tales un cierto animismo
(Hilozoísmo) que le impelía a adjudicar espíritus a todas las cosas.
El animismo de Tales
no es superstición, supone una degradación de lo divino; en lugar de ser
manifestación extraordinaria inaprehensible, los dioses se convierten en la
esencia de todo lo que existe y se desdibuja en ellos el rasgo trascendente que
los separaba del mundo y del alcance del pensamiento, iniciando su
transformación en meras causas naturales.
Por eso, aunque suene paradójico, al poblar el mundo de dioses, Tales
ejecuta un movimiento de profanación, una primera maniobra de teorización.
2. Anaximandro
Pensamiento. Aborda el problema de la naturaleza en
el mismo sentido que Tales. “No se
pregunta qué son las cosas, sino de dónde proceden, de qué están hechas y cómo
se hacen.”
El primer principio
según Anaximandro es el “Ápeiron”, lo indeterminado, ilimitado, lo
indefinido. No es una finitud en
abstracto, sino una materia primordial, inmutable, incorruptible generadora de
todos los seres y a la cual todos retornan:
“Viene a ser una
especie de nebulosa, o matria plástica proteiforme, equivalente a caos de las
antiguas cosmogonías, que no es ni agua, ni tierra, ni aire, ni fuego, sino
anterior a todas las determinaciones y a todos los contrarios.” Aristóteles la
interpreta como una mezcla confusa de elementos, los cuales se van separando
después por el movimiento.
Anaximandro considera
que: “El ápeiron queda fuera del cielo, envuelve, contiene, y gobierna todas
las cosas.” Para explicar la formación de las cosas enseña un proceso de
separación de contrarios. El interior de
la masa confusa es agitado por un movimiento eterno, creando remolinos,
originando así separación de cada una de las cuales se forman otros mundos.
“Con esta
contraposición entre los cosmos limitados y el ápeiron limitado, queda definida
la oposición fundamental entre “finitud” e “infinitud” o limitado que recogerán
los posteriores pre-socráticos.”
Anaximandro “creyó
que las cosas no nacían de una sola sustancia, como Tales del agua, sino cada
una de sus propios principios particulares.
Creyó que estos principios de las cosas singulares eran infinitos y que
daban origen a mundos innumerables y a cuantas cosas en ellos nacen, y sostuvo
que estos mundos se disuelven y nacen otra vez, según la edad a la que cada uno
es capaz de sobrevivir.”
3. Anaxímenes.
Pensamiento. Anaxímenes
concibe el cosmos como un animal viviente, dotado de respiración, dentro del
“Pneuma” infinito que lo envuelve todo.
De ahí proviene probablemente su concepto de que el aire es el principio
primordial de todas las cosas. Así como
nuestra alma, siendo aire, nos mantiene unidos, así también el aliento y el
aire circundan todo el cosmos. Pero no
se trata del aire atmosférico, sino de un “protoelemento eterno”, divino,
viviente, ilimitado, sutil, movilísimo, casi incorpóreo, que es principio del
movimiento y de la vida de todas las cosas.
Es claro pues, que su
principio es el aire, del cual por condensación y rarefacción ha salido
todo. El aire enrarecido se torna fuego;
condensado, viento, después nubes; luego, aún mas condensado agua, tierra,
piedra y de ahí todo lo demás. El aire
aparece aquí como algo vivo y divino en la misma línea de Tales y
Anaximandro. Finalmente, para
Anaxímenes, las cosas provienen del aire infinito y todas retornan a él.
4. Pitágoras
Pensamiento. Pitágoras de movió en la dirección del
dualismo órfico, de los cuales tomó la doctrina de la transmigración de las
almas. Por lo cual dice que el alma
procede de otro mundo, se ha manchado con el pecado y ha de llevar ahora,
encadenada al cuerpo, una vida de expiación, hasta que logre verse libre del
cuerpo.
Dice que el número es
el principio (arjé) de todas las cosas.
Con ello se pone el principio de los seres, no en la materia, como hasta
ahora, sino en la forma. El número es lo
que da forma, lo que hace de lo indeterminado algo determinado.
Este descubrimiento
del número ha sido muy productivo para el desarrollo de las modernas ciencias
de la naturaleza, que viven cada vez más del número. Por lo tanto, siguiendo con la concepción
pitagórica, las relaciones de los cuerpos del universo se expresan a través de
números y se manifiestan ordenadas y proporcionadas. Él pone el fundamento del número en la forma
y en su naturaleza.
Pitágoras, además,
plantea la teoría de la eterna marcha circular de todas las cosas, que tuvo su
expresión culminante en la idea del cosmos.
En el gran año cósmico se nos revela esa idea de armonía. Así, el proceso cósmico no es una marcha
rectilínea, sino que se desarrolla en grandes ciclos: estrellas y sistemas
cósmicos vuelven siempre a su sitio y el reloj del mundo torna a recorrer el
mismo camino de eternidad en eternidad.
Decía: “yo me volveré a encontrar ante vosotros con mi cayado.”
5. Heráclito
Pensamiento. “Todo fluye”, es el principio. Nada permanece en un ser: “No puede uno
bañarse dos veces en un mismo río” (frag. 91), las aguas han pasado, otras hay
en lugar de las primeras y aun nosotros mismos somos ya otros.
Para Heráclito, el
arjé no sería ni el agua ni el ápeiron, sino el devenir: “Ningún ser humano ni
divino ha hecho este mundo, sino que siempre fue, es y será eternamente fuego
vivo que se enciende según medida y según medida se apaga”.
El fuego es para
Heráclito no una determinada substancia corpórea, sino un símbolo de la eterna
inquietud del devenir con sus incesantes subidas y bajadas. El devenir es una cierta tensión entre los
contrarios, y esa tensión es la que pone en curso el movimiento. Este devenir es una sintética pervivencia de
los contrarios: “no comprenden cómo lo discorde no obstante, concuerda. Es una armónica junto a opuestos como el arco y la lira.”
La oposición para
Heráclito es algo fecundo, lleno de vida y de fuerza creadora, y en este
sentido se ha de entender su aforismo: “La guerra es padre de todas las cosas,
es de todas las cosas rey.”
6. Parménides
Pensamiento. Para Parménides no hay un devenir, sino un
ser, y este ser es compacto, es uno y todo.
Sostiene la unidad del cosmos de una manera extrema, sin cambio, sin
movimiento, en prefecto reposo.
Parménides se coloca
de un modo consciente en el pensamiento como vía única hacia la verdad. En su poema enfatiza sobre el peligro de caer
en las vías de la experiencia sensible.
La distinción entre
conocimiento sensible y conocimiento intelectual es lo que goza de aceptación
en todo decurso de la historia de la filosofía.
Toda forma de racionalismo caminará por las vías descubiertas por
Parménides.
Parménides toma el
mundo de los conceptos por lo auténtico y real.
Así vino a confundir el mundo con el mundo de la realidad, y desde esa
base estructuró de manera original su concepto de ser.
D.
ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO
La filosofía
presocrática se enfrenta contra la naturaleza con una pregunta teorica:
pretende decir qué es. Lo que define a esta filosofía, ¿es la pregunta la que
la moviliza: ¿Qué es todo esto? A esta
pregunta no puede contestarse con un mito sino con una filosofía.
Sí, este es uno de
los mayores aportes que ha hecho la filosofía presocrática al mundo de la
filosofía de todos los tiempos. Al
preguntarse ¿qué es todo esto?, ella está abriendo la puerta de acceso al
conocimiento. No interesa el método
utilizado, ni su concepción del conocimiento, sino su horizonte que vislumbra
al mundo del conocimiento.
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