XI.
HISTORICISMO
A.
DEFINICIÓN
La historia da origen
a una rica problemática, que se despliega en múltiples cuestiones. En primer lugar debemos distinguir dos
aspectos: la historia como realidad y la historia como ciencia.
“La historia como
realidad consiste en un conjunto de acciones humanas realizada sucesivamente en
el tiempo y de sus resultados
relacionados entre sí. La historia como ciencia es el estudio crítico y
la narración ordenada de esos acontecimientos”.
La historia es un
resultado en que se conjugan todas las modalidades que reviste la realidad, la
unidad y la diversidad, la necesidad y la libertad, el determinismo y la
contingencia, la fijeza de leyes universales con la movilidad de los acontecimientos
particulares, sujetos a múltiples circunstancias variables en imprevisibles que
influyen en el curso de los sucesos.
La historia es una
realidad pero no toda la realidad es historia, ni es histórica, ni siquiera
tiene historia. La historia está
integrada por hechos, sucesos o por acontecimientos como resultado de las
acciones humanas, pero no de todas, sino solamente de algunas especialmente
importantes, las cuales no desaparecen por completo en el pasado, sino que
perduran de algún modo, prolongando su acción en una especie de supervivencia
en el futuro.
La historia, son
productos de resultados de las acciones de los hombres, bien sea
individualmente o bien en colectividades naturales o artificiales. La historia no la han hecho ni el espíritu
universal, ni el espíritu nacional sino hombres concretos, particulares y
existentes, mediante acciones realizadas en un tiempo determinado.
La historia requiere
continuidad, y ésta, en el individuo aislado, solamente se da mientras dure su
vida, pues ella se constituye por acciones, relaciones que rebasan el orden
físico o biológico, entrando en el de la contingencia y, por lo mismo, en el de
la libertad.
La historia no se
repite jamás, y la han hecho casi siempre por separado, los distintos grupos
étnicos, raciales, sociales o políticos muchos de los cuales han vivido en un
aislamiento casi absoluto, sin influencias apreciables entre sí.
“Con esta visión de
la historia se da inicio a la corriente que se llama Historicismo. Este nombre fue dado por K. Werner en 1881 a
la filosofía de la historia de Vico, esto coinciden en subrayar el papel
decisivo desempeñado por el carácter histórico o la llamada historicidad del
hombre y en ocasiones de la naturaleza”.
El historicismo
implica, por tanto, una comprensión del hombre en la historia y por la
historia, y toda la vida humana, con sus ideologías, sus instituciones y
estructuras, habría de comprenderse en función de la historia y según una
perspectiva histórica.
El historicismo está
muy relacionado con el aspecto antropológico, que adscribe la historicidad al
hombre y sus producciones bajo la influencia de las ciencias del espíritu, al
igual que con el aspecto cosmológico que, bajo la influencia del evolucionismo extiende la categoría de lo
histórico al mundo entero. Lo mismo cabe
darse en una relación del historicismo con lo gnoseológico, ontológico y
religioso como con muchas esferas de la teología actual.
B.
REPRESENTANTES
1. Guillermo Dilthey.
Pensamiento. Quiere entender la vida desde la vida
misma, es decir, sin remontarse a un grado superior como la metafísica o al
mundo del valor abstracto lo cual lo han convertido en un gran psicólogo e
historiador de las ciencias del espíritu.
“Psicología: se
vuelve contra las psicologías en unos por su método generalizador y
esquematizante y propone comprender la vida psíquica desde el terreno
individual, en el cual brota y crece y en este terreno individual hace hincapié
en la estructura que no es otra cosa que el estado de conciencia en el cual se
reciben los acontecimientos y se dirigen las formas de obrar. Sólo si se conocen estos estados de
conciencia se puede decir que se entiende al hombre”.
La filosofía de la
historia, lo mismo que en el hombre, hay una
escritura también en las ciencias del espíritu hay un tipo histórico que
por medio de la comparación entre las diversas formas de concebir el mundo, nos
dan las manera de concebir o mejor de interpretar los fenómenos históricos pues
estos tipos son formas de vida misma, es la vida la que está operando en ellos,
por eso la mentalidad de Dilthey es puramente historicista, pues donde no hay
más que vida y ésta se concibe meramente como tiempo que fluye
incesantemente. Todo es singular y único
sin cesar surge lo nuevo, pero sin que aparezca lo normativo o universal. Aunque este tipo de filosofía es muy
importante, Dilthey no llegó a superar el relativismo que conlleva, aunque lo
intentó repetidas veces, esto sólo se
logra Simmel pero su filosofía ejerció
positivo influjo sobre todo en hombre como Spranger.
2. Karl Popper.
Pensamiento. Para Popper en la problemática actual
de la ciencia cabe distinguir dos características fundamentales: la primera es
considerar la ciencia como conocimiento progresivo y la segunda consideración
de la ciencia como conocimiento provisional.
Popper intenta el carácter provisional del conocimiento científico con
su carácter progresivo.
El conocimiento
subjetivo hace referencia, en K. Popper
a tres realidades: A las cosas o actividades en sí mismas, a los sujetos de
estas actividades y a las ideas que portan dichos sujetos, por otra parte, la
ciencia objetiva nos presenta unos sistemas de enunciados de manera
comunicativa y argumentativa. Hay otras
dimensiones como la económica, la jurídica y la política. Según Popper, todas
estas características son propias de la ciencia.
El carácter empírico
de los enunciados científicos los define basándose en la forma lógica de la
falsabilidad. “El concepto de
explicación científica se reduce al de inferencia deductiva, es decir, el grado
de poder explicativos de una teoría, está en función del grado de universalidad
de la teoría y la aceptación de una teoría, se regula a priori por su contenido
lógico, es decir, su grado de corroborabilidad”.
Todo este formalismo
Popperiano no necesita de unas reglas metodológicas para ser completado; así
que, sólo la actitud refutadora del científico y su decisión hace que la
falsabilidad sea posible, el conocimiento básico aceptado por convención nos
servirá para medir el poder explicativo de una teoría, con todo ello tenemos a
nuestra disposición los elementos necesarios para hallar el grado de
corroboración o de aceptabilidad de una teoría: la falsabilidad, el poder
explicativo y la refutación del científico.
Popper admite que
dichas dificultades son insuperables y se pronuncia por el estudio de la teoría
del método deductivo de la contrastación, es decir, el deductismo.
Antes de dar por
terminado el estudio de la inducción, Popper señala su intención afirmando: “La
teoría que he desarrollado se opone directamente a todos los intentos de
apoyarse en las ideas de una lógica inductiva.
Podría describírsela como la teoría del método deductivo de contrastar,
o como la opinión de que una hipótesis sólo puede contrastarse única y empíricamente
después de que ha sido formulada”.
Para Popper el
trabajo del científico consiste en proponer teorías y en contrastarlas. En la ciencia no interesa tanto el cómo se
han ido dando las nuevas teorías, sino únicamente la posible justificación o
validez de las mismas.
Ante esta postura,
deja todo un campo de posibilidades para que sea el científico quien investigue
la lógica del conocimiento; todo descubrimiento contiene un elemento
irracional, y para apoyar más este punto Popper cita a Einstein: “La búsqueda
de aquellas leyes sumamente universales a partir de las cuales puede obtenerse
una imagen del mundo por pura deducción.
No existe una senda lógica que encamine a estas leyes. Sólo pueden alcanzarse por la intuición,
apoyada en algo así como una introyección de los objetos de la experiencia”.
3. Johann Gotfried Herder.
Pensamiento.
Presenta
su concepto de historia como una manifestación de la humanidad, que desarrolla
su posibilidades y su potencialidad en las etapas del proceso histórico que
consiste en un desarrollo biológico, semejante al de los organismos vivientes,
los cuales conservan su unidad y su continuidad a través de la sucesión de los
cambios y transformaciones como la infancia (oriente, historia de los
patriarcas), adolescencia (cultura egipcia y fenicia), juventud (Grecia, que
representa la edad de las artes, de la armonía, la curiosidad por saber, el
patriotismo y la conquista de la libertad).
La virilidad
corresponde a Roma (austeridad, dominio y poder), la madurez (irrupción de los
bárbaros, Edad Media), la senectud (decadencia). Su valor científico no es muy grande, pero la
ruptura que Herder hace con la historiografía de la ilustración, que se
complacía en presentar el pasado como
una serie de etapas de progreso hasta culminar en la plenitud de su propio
tiempo.
Herder opone un ideal
de formación fundamentalmente ético, tal como se dio en la antigüedad, a la
instrucción enciclopédica, práctica y mecánica que descuidaba formar verdaderas
personalidades y hombres libres. Su
división y exposición de la historia carece de valor científico, él dice que el
hombre es una inteligencia servida por órganos.
La psicología debe basarse en la fisiología.
Tiene un sentimiento
de Dios como realidad suprema y causa
universal de todas las cosas: “Dios está todo en sus obras. Hay que ver a Dios todo entero en cada cosa y
en cada punto de la creación”. De aquí
resulta un orden, una belleza y una armonía universal.
Herder dice que el
espacio y la personalidad no pueden ser atributos de un ser finito, todo viene
de Dios y todo está sujeto a la causalidad universal divina, mediante una
necesidad racional. Por esto, todo es
perfecto dentro del grado que le corresponda, tanto en el orden físico como en
el moral, toda la realidad es una expresión del poder, la belleza y la bondad
de Dios.
También nuestro
filósofo dice que “todas las cosas del mundo tienen una filosofía o una
ciencia, esta filosofía no debe basarse
en especulaciones abstractas ni metafísicas, desligadas de la naturaleza y de
la experiencia, sino en las intenciones de Dios que aparecen esparcidas por la
gran cadena de sus obras, en la naturaleza y en el mundo”.
Herder propone que
debe comprenderse el desarrollo de la humanidad en todos sus aspectos, no sólo
políticos y religiosos, sino también físicos, biológicos, poéticos, y
culturales. Para comprender tal
desarrollo se hace necesario encuadrarlo
dentro de la totalidad del universo, porque la tierra es la habitación del
hombre y escenario de la historia. Él
dice, que el universo es un sistema de fuerzas que actúan orgánicamente; toda
organización es un conjunto de fuerzas vivas que sirven a una fuerza principal,
según las leyes eternas de la sabiduría y de la bondad.
El hombre es la
expresión más perfecta de la organización sobre la tierra, dotado de alma
espiritual, racional y libre; por ello, la balanza del bien y del mal, de lo
falso y lo verdadero, depende de él: él puede averiguar y debe elegir. La perfección del hombre consiste en
desarrollar en sí mismo la humanidad, la cual es imagen y expresión del
Creador. La religión es la suprema
humanidad y la flor más sublime del alma humana.
Muchas de las ideas
de Herder serán recogidas por Hegel al exponer su obra titulada “Filosofía de
la Historia”.
C.
CLASES DE HISTORICISMO
1. Historicismo Absoluto. La idea se desarrolla y determina a
través de la historia que es más que manifestaciones pasajeras integradas en el
infinito devenir universal. Toda la
realidad es histórica, y en especial el
hombre que es un ser esencialmente histórico, ya por su movilidad y
temporalidad, o ya por que es el único ser que llega a la conciencia del
devenir dialéctico de la idea.
De esta manera la
historia sería el desarrollo de la humanidad, es decir, espíritu objetivo,
espíritu del mundo integrada como parte en el desenvolvimiento general de la
idea que evoluciona hasta convertirse en Dios: “la historia es por lo tanto,
una revelación de Dios, una teodicea, una justificación de Dios en el devenir
del Absoluto”.
2. Historicismo Relativista. Se fija más en la contraposición entre
la naturaleza y espíritu planteando varias ciencias entre las cuales atribuye a
la historia un lugar preferente.
Reacciona también contra el positivismo, pero conserva su principio de
que sólo existe lo particular y concreto.
Por ello no puede darse ningún sistema filosófico absoluto, porque la
historia nos atestigua el hecho de una pluralidad de sistemas, que sólo tiene
un valor en cuanto expresión de una conciencia en determinado momento del
desarrollo histórico, pues la historia misma está por encima de todo.
D.
VISIONES DE LA HISTORIA
1. San Agustín (354-430). Como la vida individual, tampoco la
vida social se funda únicamente en la razón.
La vida social humana, en toda su complejidad, resulta ser un conjunto
de acciones libres. Las voluntades
humanas pueden tomar direcciones encontradas; sin embargo, la historia
universal tiene un sentido. Dios en su
infinita providencia y son fieles a la gracia que penetra y corona la
naturaleza, son unidos por el vínculo de la caridad (Amor Dei) y constituyen la
ciudad de Dios.
Cuando son infieles a
la gracia, la naturaleza se corrompe y las relaciones sociales se convierten en
discordia, la vida se fundamenta entonces en el egoísmo (amor sui) y los hombres
constituyen la ciudad terrena.
2. Juan Bautista Vico (1668-1744). El campo propio de la ciencia humana
no es la naturaleza, que es creación de Dios, sino la historia, con la
sociedad, le lenguaje, la literatura, las leyes y la política que son creaciones
del hombre.
Vico se propone
remontarse hasta los orígenes de la humanidad y hallar las leyes generales que
regulan el desarrollo, en que la dirección universalísima de la providencia
divina se combina con la libertad de los hombres y la variabilidad de las
sustancias, pero su erudición histórica, aunque grande para su tiempo es muy
limitada y no abarca la historia universal.
Ignora el oriente y
se basa principalmente en la historia de Roma, el derecho y la literatura. Dentro de esta limitación de horizonte se
arriesga a trazar un esquema de filosofía de la historia, excesivamente rígido
e idealista, en que trata de armonizar, a su manera, el plan general de la
redención del hombre, tamo como lo enseña el cristianismo con su propia
interpretación de los hechos.
3. Jorge Guillermo Federico Hegel
(1770-1831). Dice que la historia
tiene una perspectiva universal, desorbitante sustancial del sistema, el
proceso histórico aparece como el auténtico desarrollo del espíritu ante que el
parece subordinado el despliegue de las mismas categorías del espíritu “la
conciencia entre lo real y lo ideal se hace patente en la filosofía de la
historia. La historia es la explicación
del espíritu en el tiempo; aquí la razón deja que los intereses y pasiones de
los hombres y de los pueblos actúen por sí mismos”.
La historia
transcurre como algo factible, puede verse como un prejuicio de la teoría del
súper hombre de Nietzsche. La
consideración filosófica de la historia tiene por objeto mostrar que todos los
acontecimientos en ella han transcurrido racionalmente, que la razón rige el
mundo y todo el curso de la historia.
Hegel no niega que la
historia pueda aparecer como un enlace de los hechos contingentes y mudables, y
por tanto, falto de todo plan racional o divino y dominado por un espíritu de
miseria, de destrucción y mal.
El gran contenido de
la historia universal es racional y tiene que serlo, una voluntad divina rige
el mundo, y no es tan impotente que no pueda determinarlo. La historia es la realización del plan
divino, una revelación. La filosofía de
la historia va a ser el intento de explicar la historia entera como un saber
absoluto que incluye el mismo error.
La filosofía de la
historia entonces significa una interpretación sistemática de la historia universal, de acuerdo a un principio según el cual los
acontecimientos históricos se unifican en una interpretación sistemática de la
realidad, y su sucesión se dirige hacia un significado fundamental. La posición básica de Hegel se refiere a que
el único pensamiento que la filosofía aporta a la historia es el simple
pensamiento de que la razón rige el mundo y también la historia del mundo, la
cual ha transcurrido racionalmente.
Hegel nos sitúa la
historia en un campo propio. La historia
descansa en la humanidad y la humanidad en su hacerse se muestra en la
historia, pues en ésta, está depositada una dimensión de sentido que va más
allá de la realidad natural y que, lejos de ser externa al hombre, le interpela
en el mismo acto de conocerla.
4. Jacques Bénigne Bossuet (1627-1704). Tiene una interpretación teológica de
la historia. Subraya dos aspectos de la
historia universal: el desarrollo de la religión y el de los imperios. Pues la religión y el gobierno político son
los puntos en torno a los cuales giran todos los asuntos humanos.
El estudio de la
historia puede mostrar a los príncipes la inevitable presencia y la importancia
de la religión, en sus sucesivas formas y las causas de los cambios políticos y
de las transiciones de unos imperios a otros.
Bossuet tiene
intenciones apologéticas, en un primer momento esboza doce épocas para la
historia: Adán, o la creación; Noé, o el diluvio; La Vocación de Abraham;
Moisés, o la ley escrita; La Toma de Troya; Salomón, o la edificación del
templo; Rómulo, o la fundación de Roma; Ciro, o la restauración de los Judíos;
Escipión, o la conquista de Cartago; El Nacimiento de Jesucristo; Constantino,
o la paz de la Iglesia y Carlo Magno, o el establecimiento del nuevo imperio.
Bossuet dice que
ningún hombre puede dirigir el curso de la historia de acuerdo con sus propios
planes y deseos. Los cambios históricos
tienen sus causas particulares, y el modo como operan esas causas no está
previsto en todo caso, ni menos es querido por los hombres. Pero al mismo tiempo la Providencia Divina se
cumple en y por las operaciones de esas causas particulares.
Bossuet reconocía,
por así decirlo, dos planos históricos.
Se tiene el plano de las causas particulares, consideradas por el
historiador; pero también se tiene el plano de la interpretación teológica,
según el cual se cumple la Divina Providencia en y por los acaecimientos
históricos. Así renueva Bossuet en el
siglo XVII el intento de San Agustín de desarrollar una filosofía de la
historia.
E.
ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO
Se ha afirmado que
“el que no conoce la historia está condenado a repetirla”, y esto es lo que
pretende el historicismo, conocer los procesos históricos de las cosas y de los
seres para entendernos mejor y así poder hablar de qué es lo que conoce.
Cuando hablamos de
historicismo hablamos de experiencia, de
hechos concretos, no de aspectos teóricos o de hipótesis; el historicismo es
siempre conclusión, fruto de vivencias.
En nuestros días,
donde hay tanta posibilidad de escudriñar e investigar el pasado no es mucho lo
que esto cuenta para los acontecimientos presentes, porque el hombre actual
está buscando más el futuro, lo novedoso, lo que no se ha encontrado y no se
conoce, en cierta medida “esnobismo”
latente, por tanto, mirar el pasado puede sonar a estancamiento o
anquilosamiento.
La historia es
importante para ubicar las ciencias y contextualizarlas, pero llegar hasta ahí
no es importante como se sugiere para encontrar la verdad, se tiene la
mentalidad que lo pasado debe ser superado y lo que tiene para superar no es
necesario retomarlo.
En esta época de
cambio de milenio, la historia adquiere un papel protagónico, se reciben los
acontecimientos del siglo y del milenio, pero a manera de crónica, el hombre de
hoy tiene una memoria histórica muy deficiente; los grandes protagonistas para
la humanidad son los personajes de moda. Los hechos que conmovieron al mundo,
que generaron verdaderas revoluciones científicas y filosóficas, que originaron
procesos sociales de cambio no son importantes, y en ellos el hombre de hoy
podría encontrar verdaderos motivos de conocimiento e impulsos de
descubrimientos de tipo psicológico, filosófico y de otras ramas.
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